Ira lucem, mors fugit

Descansas. Duermes en tu rico plumaje. La sombra cubre tu inerte cuerpo. Tus sueños momifican el ansia de no volver a verse. Tu vida se esfuma como si nada... como si nada hubiese existido, como si nada vivido fuese un frágil recuerdo. El sol comienza a salir por la infinitud del horizonte. Su luz rasga el decrépito y vasto mar de Nada. Las sombras gritan ante la ira del sol, luchan desesperadas por taparlo, por cubrir el ciego paso de la muerte a la vida. Entonces, despacio, pausado, surge, entre la tímida, pero imponente neblina, una luz, una estrella, el lucero de la Naturaleza, el foco que en un escenario hace vibrar la música y a quienes lo observan, el faro que ilumina y guía a quienes lo adoran y hacen de él pura poesía. Quiebra la noche, la transforma en arte, la convierte en día, en otro día de espectros pasados, en la luz. Y la luz ilumina la vida. Y los rayos celestes de ilusión y alegría turban tu sueño, te hacen dudar. Tus ojos no saben si deben mirar, s...