Serás mi pena, pero lloraré contigo

- Hace sol. El rastro de la lluvia ha desaparecido. Ni siquiera se perciben las sombras de los viajantes desesperados. Ya no hay nada. Solo sol. Ilumina la Tierra y la hace crecer, secarse, como tantos enfermos y demasiados rincones del Todo. ¿Todo? ¿A qué llamas todo? Eres demasiado insignificante. Me hace gracia que te dediques a vislumbrar el mundo por tus ojos, cuando no eres capaz de mirarte a ti y ver que eres el destrozo de lo que no has podido ser. - Por eso prefiero mirar al sol. Te quedarás ciego. - Y qué. Vea o no con los ojos, puedo ver. No debería hablar contigo. No, no deberías. Y sin embargo, ya ves, aquí estás perdiendo el tiempo. ¿Te acuerdas de cuando me queríais? - Te quería porque servías para algo. ¿Ya no te gusto? - No eres nadie. Me haces realmente mucha gracia. Estás perdido y casi me echas a mí la culpa. Estás loco. - ¿Y qué si lo estoy? A mí me da igual cómo estés. De hecho, mejor si no estás. - ¿Qué vas ha...