Actriz de la noche

El viento sufría de la tenue luz del atardecer. Comenzaba a sentir un repentino escalofrío. Llegaba la noche. Las espigas que por el día parecían solo un arco curvo y flexible de futura vida resplandeciente, ahora llameaban furiosas moviéndose estrepitosamente, casi siendo arrancadas del suelo para lanzarse como saetas hacia el débil, pero cada vez más brillante sol que poco a poco se escondía entre el horizonte. El paisaje se nublaba, se oscurecían sus colores antes claros, eléctricos y pasteles; colores que ahora lentamente están desapareciendo para juntar sus destinos en un nocturno y profundo negro que en flor se estaba transformando para vivir luminoso en la noche y morir en piedra convertido al ver los ojos del amanecer. El viento se detuvo. Todos los seres vivos que en la escena se reunían, quietos se quedaron, miraron al cielo y esperaron. La esférica dama, plateada cuando se refleja en el espejo de la superficie del lago, donde viven peces multicol...