Historia de otra escalera

Me he puesto a escribir esta mañana y, releyendo a Buero Vallejo, me he dado cuenta de la injusticia que existe, gracias a él, con el colectivo de peldaños oblicuos que tanto necesitamos para nuestra existencia de altura. Puesto a escribir algo sobre ello y a no hacer un manifiesto de quejas ni una enciclopedia para recogerlas, he decidido, desde la observación de múltiples escalones desde la escuadra de mi ventana, hacer una historia; otra, mas bien. ¿Por que las escaleras deben dejarse llevar por un solo relato en torno a solo una de ellas? ¿Es que no hay diferentes? ¡Claro que sí! Hay escaleras de colores, con más o menos peldaños, con sonrisas distintas e incluso que lloran y ríen cuando, a bien o mal, se utilizan o se desgastan por las malas gentes que no saben reconocerlas como seres personificados. Ahora me dirán que no, que a ver por qué vamos a personificar a una escalera. Y es verdad. A ver por qué. Todo lo tenemos que ver desde nuestro punto de vista. Siempre todo gira e...