Historia de otra escalera


Me he puesto a escribir esta mañana y, releyendo a Buero Vallejo, me he dado cuenta de la injusticia que existe, gracias a él, con el colectivo de peldaños oblicuos que tanto necesitamos para nuestra existencia de altura. Puesto a escribir algo sobre ello y a no hacer un manifiesto de quejas ni una enciclopedia para recogerlas, he decidido, desde la observación de múltiples escalones desde la escuadra de mi ventana, hacer una historia; otra, mas bien. ¿Por que las escaleras deben dejarse llevar por un solo relato en torno a solo una de ellas? ¿Es que no hay diferentes? ¡Claro que sí! Hay escaleras de colores, con más o menos peldaños, con sonrisas distintas e incluso que lloran y ríen cuando, a bien o mal, se utilizan o se desgastan por las malas gentes que no saben reconocerlas como seres personificados. Ahora me dirán que no, que a ver por qué vamos a personificar a una escalera. Y es verdad. A ver por qué. Todo lo tenemos que ver desde nuestro punto de vista. Siempre todo gira en torno a los humanos. Pues no, señor. Ellas ¿nos verán como escaleras? ¿Nos escalerizarán? No sabemos porque pensamos que no saben, que son objetos inanimados. ¡A ver por qué!

Pues eso, que me enrollo. Tengo yo un ático en casa, pero no uno cualquiera, otro. Diferente a los que conoces. Porque en mi casa no has estado, ergo no lo conoces. Pues bien, el caso es que mi ventana no es una cualquiera ni otra ni sí ni no cualquiera. El caso, que es un... otro tragaluz. Me va a coger manía el señor Buero Vallejo. Y con razón. O no. Aunque estará hasta el moño de que hablen de él y de que lo citen. Tú qué crees. Que sí, ¿verdad? hasta el moño, como mi mujer, sí señor. Solo que sin moño.

A lo que iba, que la escalera de mi tragaluz no está en ninguna novela. Ni mi tragaluz. Y no por eso deja de ser menos escalera y menos tragaluz. Tampoco yo voy a hacer ninguna obra en torno a ellos. Bastante que tienes que aguantar mis conversaciones solilocas. No me mires así, hablo conmigo mismo y me invento las palabras que quiero. Sigamos. Por seguir criticando a Buero Vallejo, ¿te parece normal que diga "el tragaluz"? Como si no hubiera ninguno más en el mundo. A ver si quería, con ese título, que pensáramos que solo existía ese. Pues ya te digo que yo tengo otro. No sé si tú también. pero, por lo menos, ya hay dos. A ver si me encuentro al paisano este en una de mis rondas de vermut con mi mujer y le digo eso, que yo también tengo un tragaluz. Y que el mío es igual o mejor que el suyo. A ver si se va a creer el rey de los tragaluces o algo de eso. Bueno, y que yo también hago historias, e historias de escaleras. Que hay muchas y muy guapas. ¿Que la suya está bien? Claro que sí, pero la mía también, ¡y la de mi vecino ni te cuento! Y bueno, ya que él casi que solo le dedica el título al uno y a la otra, porque mucha historia de escalera y tragaluz no hay, yo también lo dejo aquí, que de los míos ya he hablado en demasía. Así que eso, a hacer historias. Hasta luego. 

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