Como dos hojas de sal

Estás, te veo. O no estás, cuando la oscuridad me ciega. Estás siempre, dentro de mí, cuando a ti te pienso. Estás en el frío y en el calor. Estás cuando te disfruto, en la arena, mirando hacia el infinito, hacia las rocas del horizonte, hacia el acantilado nublado. Estás en un ramillete de hojas de hojas que oyen, sienten y padecen, de hojas rodeadas de flores incandescentes que miran tu presencia, que observan tu vida como si ellas ya no estuviesen. Estás en la vida, en mi vida. Estás en tu vida, sin necesidad de mí. Estás porque alguien, alguien te dejo estar. Estás porque sí, porque algo habrás de hacer. Nadie está por estar, salvo que no quiera estar. Si estás, quizá... es porque conmigo quieras estar. No, a veces no estás. A veces... A veces eres un sueño, un mundo distinto, una dimensión paralela, un vis a vis, un flashback, un momento, una hora, una estrella, un avión de papel, un silbido, una extrañeza, una figura, un retrato, una silueta, un enem...