¿Día del Amor o de la Amora?


14 de febrero, tópico anual del amor. Se celebra, ya sea con una fiesta íntima o con indiferencia, sombra y soledad. Es un día como otro cualquiera, como el que le precede y el que le sucede. Sin embargo para mucha gente es indispensable y para el resto, una farsa. Curioso. No hay término medio. 
Pensaba que tal vez el artículo del blog de esta semana que, como suele suceder, publico los viernes, podría hablar del amor. Una posible opción era escribir un maravilloso texto literario sobre ello –empalagoso o no– o, lo que he decidido al final, una artículo de opinión de carácter lingüístico. Les explico. 

El otro día caminaba tranquilamente por la calle cuando escuché una sinsorgada importante –para mi gusto– que estaba siendo defendida con uñas y dientes y casi con teorías lingüísticas –inventadas, por supuesto– por parte de una chica. Le decía a su amigo: «No es el Día del Amor. Es el Día de la Amora», a lo que, evidentemente, su compañero, con cara de póker, le preguntó qué era eso. Bueno, pues ella respondió: «¿Cómo que qué es eso? Pues obvio que es lo mismo pero en femenino». Y aquí vienen sus teorías lingüísticas: «Como sabes, soy feminista y defiendo el lenguaje inclusivo. Por eso defiendo que si es amor para todas y todos, no puede ser solo el Día del Amor, sino el Día del Amor y de la Amora, para que incluya también a la mujer». Reconozco que aminoré el paso porque no me iba a perder el final de aquella escena. El chico seguía con su cara de circunstancias y, aun viéndola muy convencida, le dijo: «Pero esa palabra no existe y el amor es un objeto abstracto, por lo que no tiene género. No es ni masculino ni femenino, así que engloba a los dos», aportación con la que estoy de acuerdo. Ella entonces se quedó paralizada, completamente asombrada por algo que supongo que reconoció como verdadero. O quizá desconocía la existencia de los sustantivos abstractos, que también puede ser. El caso es que se quedó callada dando por finalizada la conversación. Comenzó a andar cabizbaja con el chico a su lado. Ambos en silencio. Yo reanudé mi marcha. 

Con esto no quiero decir que no sea necesario el lenguaje inclusivo, que es viable, claro, en muchos ámbitos en los que no se ha tenido en cuenta a la mujer, como antaño sucedió con presidenta, profesora, jueza, etc. Pero es una sinsorgada cambiarle el género –o el artículo–, además de un ataque a la economía del lenguaje, a las palabras que son masculinas –a nadie se le ha ocurrido todavía hacerlo con las femeninas para masculinizarlas– para englobar en ellas a la mujer. Pero bueno, disfruten del Día del Amor, que lo de la Amora le deja a uno sin palabras. Y ya seguiremos, si les gusta el artículo, con otras cuestiones lingüísticas. 

Comentarios

  1. Bueno,si que hay un término medio entre las personas que piensan que e un día importante y las personas que piensan que es una farsa.Es como los agnósticos,que ni se lo plantean. No sé si los que estamos en esta posición,que es no estar en ninguna,estamos en el término medio o simplemente no estamos.

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