Exuberantes

Exuberantes son las flores muertas. Encerradas en su pasado, en la pisada que las convirtió en cadáveres ante los fríos ojos que las desterraron al infierno. Sus pétalos están caídos sobre un suelo pétreo y frio como el desprecio humano. Pétalos de cálidos colores aún tibios que lloran lejos de su raíz, torcida y rota, ya sin vida. Sus hojas van perdiendo el color. De un verde luminoso a un claro y blanco cristal yacente. La muerte ha surgido de repente, como vino la vida. Y mientras las flores caen en el olvido, el destino se cierne sobre ese niño distante que rompió una vida por simple diversión. Ese niño que aplastó a una flor estaba a punto de perder la suya, estaba apunto de morir. Aquel niño que ahora corría por el jardín quitando miles de vidas de colores iba a morir de forma ruda y violenta. Poco después de acabar de jugar se dirigió contento e ingenuo hacia su casa. Torció la esquina y pasó por medio de la calle mientras unos ojos lo observaban desde el otro l...