Oda al ∞

Dicen que las palabras son eternas. Dignas de la contemplación. Infinitas. Humildes. Libres. Dominantes. Pero... no. No son nadie, son todo; a diferencia de nosotros, que no somos nada. Las estrellas son amarillas, dicen los niños. A veces se ven blancas, reflejarán todos los colores. Otros dicen que son negras o que se comen a otras. ¿Qué más dará, si son humanamente inalcanzables? Soñamos con ellas. A veces, incluso, queremos ser estrellas, inalcanzables para los demás que han de envidiarnos. Pecamos de egoísmo y de ilusionismo. No de ilusión, sino de pérdida del amor a nosotros mismos. El cielo es azul, o eso decimos cuando nos levantamos con el pie derecho. Es gris cuando el pie izquierdo se despierta primero. Es negro cuando la calma se desvanece, rosa cuando las flores nacen, rojo cuando sangra la noche, violeta cuando se tuercen sus tallos. La tierra nos sujeta. Quizá no debería soportar tanta ignorancia y estupidez. Me da lástima verla sufrir ...