Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2019

Impresionismo: | Paseo |

Imagen
Desde esta ventana miro ese nuevo espacio enmarañado de naturaleza. Es un nuevo mundo, un nuevo abismo verde. Está moteado de flores de colores, de lágrimas pigmentadas caídas de los rostros de las damas que por él pasean y se deslizan imperfectas. Sus trajes se rozan con la brisa del azul, con las saetas de rocío que se despliegan desde lo más hondo hasta el cielo inacabado.  Cuántas almas habrán transitado por su desenfadada realidad, ajena a la de los demás, ajenas todas a la lente que las observa.  Un tiempo de tranquilidad andando por el jardín, un aire cotidiano en un momento de paz y de gracia. Idea sencilla, liviana. Cómplices de la vida.  Una vista pura. Colores claros, visibles y en oscura contraposición en su silencioso espacio. Me gusta esta nueva vista. Me gusta su reflejo en el espejo de mi ventana. Santuario abandonado ante mis ojos, acompañado por dos damas que comparten mi tranquilidad, mis ojos y mi mirada durante un minuto...  durante un eterno segundo.

Hiperrealismo: | Un minuto |

Imagen
Segundo 1: Levantarse. Segundo 3: Pensar por qué se ha tardado tanto en levantarse. Segundo 4: Despreciar el pensamiento. Segundo 5: Ir hacia el cajón. Segundo 7: Abrir el cajón. Segundo 8: Mirar los cuchillos. Segundo 12: Elegir uno. Segundo 13: Cogerlo. Segundo 15: Cerrar el cajón. Segundo 16: Volver a la silla. Segundo 17: Quedarse sentado. Segundo 18: Coger la mandarina. Segundo 19: Mirar la mandarina. Segundo 20: Elegir por dónde pelarla. Segundo 22: Rozar la piel con el cuchillo. Segundo 24: Empezar a pelar la mandarina. Segundo 25: Pensar en cómo pelarla. Segundo 27: Seguir pelándola. Segundo 28: Dar la vuelta a la mandarina con el cuchillo. Segundo 30: Quitar un trozo grande de piel. Segundo 32: Cansarse. Segundo 33: Dejar el cuchillo y seguir con la mano. Segundo 35: Seguir quitando trozos de piel. Segundo 36: Oler la mandarina. Segundo 38: Acabar de pelar la mandarina. Segundo 39: Partir por la mitad la mandarina. Segundo 41: Acabar de separar lo

Phantom of the Ópera

Imagen
En la oscuridad, un terrible presagio. La luz se diluye en su propia sombra. El telón cae en el desorbitado abismo hacia el infinito. Calla. La tierra tiembla ante su presencia temiendo su mirada. Los entorpecidos iris giran rebeldes sobre la esfera que los envuelve. La locura se vuelve inmune hasta caer de rodillas ante el terror. El miedo se vuelve transparente con la voz.  El escenario queda en el agujero de las tinieblas. Una ausencia se ve entre las aristas aterciopeladas de su capa, junto con el cetro de poder, ante el trueno ensordecedor de la protagonista de la obra. Ni un grito podría romper el silencio que a gritos estalla ante el auditorio.  Es él. Ha vuelto. Un golpe seco en el suelo con el pilar de lo inhumano.  Es él. Está ahí. Otro golpe en el suelo que premoniza lo inevitable. Es él. Siempre estará. Un movimiento leve, pero ágil lo coloca en el centro de la tarima. El silencio se vuelve áspero y penetrante. La tensión revela los hilos de la niebla. La vida es

Morir por una foto

Imagen
Un título casi literal, más que nada porque ha habido casos. Este artículo va a tener más pinta de crónica que de artículo  y mucho más que de texto literario propiamente dicho. Por una segunda vez, nos vamos a poner objetivos y críticos. ¿Os acordáis –o sabéis– de esos tiempos en los que una familia normal tenía alrededor de 25 fotos de toda su vida? Sí, de toda su vida desde la consecución de la familia. Ahora es fácil que cualquier persona tenga unas 100 fotos en dos minutos de su cara. Y encima estará poco conforme. Claro que ahora están los nuevos utensilios tecnológicos que uno puede llevarse a cualquier sitio. No era antes tan fácil ni barato revelar las fotos para ver el resultado. Nada de verla en el momento, eso es muy actual. Pues eso era un recuerdo para siempre, una alegría cada vez que volvían a ver. Se valoraba. La fotografía era un bien preciado, un arte, una necesidad de disponer físicamente de lo que ya se sabía, para verlo de vez en cuando, admirarlo y sentirse