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Mostrando entradas de marzo, 2018

Actriz de la noche

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El viento sufría de la tenue luz del atardecer. Comenzaba a sentir un repentino escalofrío. Llegaba la noche. Las espigas que por el día parecían solo un arco curvo y flexible de futura vida resplandeciente, ahora llameaban furiosas moviéndose estrepitosamente, casi siendo arrancadas del suelo para lanzarse como saetas hacia el débil, pero cada vez más brillante sol que poco a poco se escondía entre el horizonte.  El paisaje se nublaba, se oscurecían sus colores antes claros, eléctricos y pasteles; colores que ahora lentamente están desapareciendo para juntar sus destinos en un nocturno y profundo negro que en flor se estaba transformando para vivir luminoso en la noche y morir en piedra convertido al ver los ojos del amanecer. El viento se detuvo. Todos los seres vivos que en la escena se reunían, quietos se quedaron, miraron al cielo y esperaron. La esférica dama, plateada cuando se refleja en el espejo de la superficie del lago, donde viven peces multicolores, de exquisitos

Por ti, Libertad

En un sueño estabas sola, pequeña y preciosa como una luz incandescente ante la noche efervescente. Quiero que sepas lo que siento, quiero que veas que no es un sueño, que veas que para siempre te quiero con gran doloroso empeño. Quizá no me conozcas, quizá sí desde aquel día en el que te vi con tus ojos de luz y en tinieblas mientras mi corazón por ti tiembla. Quién me dijo que te vería a la sombra de la vida con tu pálida sonrisa, y fría también, tu mirada perdida. No quise acercarme por miedo a ti enfrentarme por ello te escuchaba entre el murmullo que callaba. Significas mucho para mí, bella de cristal doncella que tantos te han defendido por los siglos, y sus vidas perdido Yo también te defenderé  aunque el fuego me lo quiera impedir a través de la guerra y de la tempestad porque ante todos me quiero erguir sabiendo que por ti moriré por ti siempre; por ti. Libertad

Por la cuesta

- ¿A dónde vamos? + ¿Por qué quieres saberlo? - No sé, por curiosidad. Igual me estás llevando a una oscura cueva para vete tú a saber qué. ¿A ti qué te parece? + No te pongas pesado. Hay que subir la cuesta. - ¿Esa? ¿Con el calor que hace? ¿Tú estás mal o qué? + Esa, sí. No me hables así que te obligo a subirla corriendo y a gatas. - ¡Habrá como 40 grados y tú con ganas de subir cuestas! Si estuviéramos en Santander a la brisa del Cantábrico... quizá me haría más ilusión subirla. Pero estamos en Níjar. Y tú queriendo subir cuestas. + Desde luego que si sigues quejándote te vas a cansar el doble y encima me vas a echar a mí la culpa. - ¡Es que pensarás encima que no es culpa tuya! + ¡Qué importa la culpa! - La culpa tiene la culpa. + ¿De que seas un quejica? - De que me obligues a subir esta cuesta con este bochorno. Esta noche, tormenta. + Entonces refrescará. ¿Ves? No necesitamos de ningún oleaje del nor-te para refescarnos. - Espero que no me hagas bajar la cuesta llov

Mientras sigue lloviendo

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Observando por la ventana, veo una cortina. Una cortina exterior que inunda las miradas ajenas y los refugios de la tierra. Las piedras del pasado, negras por absorber la oscuridad del mundo y del ser humano, brillan. Brillan con una luz blanca. Se limpian, se dejan bañar por el cielo negro que las deja limpias, blancas como si acabaran de nacer. Siempre hay momentos para todo, dicen, o eso dicen los que dicen que dicen de decir. Maldicen de malas maneras malos dichos. ¡Maldición! ¡Cuánto se dice y qué poco se transmite! A veces se comunica más a través de la miope gota de agua de una interminable lluvia. ¿Por qué cuando llueve reflexionamos? ¿Qué tiene la tristeza del cielo y el gris de su sombra que nos hace ensombrecer y pensar? Darnos cuenta de nuestra presencia, a veces ausencia de la misma y otras veces... presente ausencia de uno mismo. La promesa de vivir no siempre es dulce ni optimista porque cuando uno esta alegre, el cielo llora, demuestra su angustia ante la Natura

(In)gentes interiores

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Os voy a contar una conversación que tuve el otro día con una chica muy maja (o así me lo pareció a mí) y con mi propio pensamiento. En esta tertulia hablamos de varias cosas, muchas de ellas sin sentido aparente. La chica en cuestión se hacía llamar como yo y se hacía pasar por mí en más de una ocasión, copiándome y hablando con mi tono de voz, con mis gestos y mis tonos irónicos. La verdad es que le dije que me parecía mal que me copiara cuando eran símbolos de mí misma y no de ella. A lo cual ella me respondió que si solo fueran características propiamente mías, no podría copiarlas y que sin embargo era capaz de hacerlo, por lo que rechazó que fueran exclusivamente mías. Un pensamiento recorrió entonces mi mente " ¿ amsim oy areuf ase is y ? " ¡Qué buena pregunta!. Claro, -dije yo-, que si fuera así, ¿estaría loca?, ¿sería un sueño hecho de palabras físicas, de sonidos invisibles pero derretidos en el aire colindante? Quizá estoy pensando demasiado... ¿o no? "¿ r itu

The Promise

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Me desperté. Estaba en un bosque. Sola. Con un vestido negro y largo, de encaje. Descalza. Y sola. Entre los árboles despeinados por el suceder de la vida, de su vida, de mis pensamientos. Sola como otro árbol más, con el tallo recto y fuerte, con el pelo ondeando al capricho del viento. Sola, compartiendo el oscuro verde de la frondosa sombra. Miraba fija a los demás árboles que, al igual que yo, miraban perdidos en el océano de oscuridad. No se veía el cielo. Las copas de los árboles lo tapaban; o quizá no hubiera cielo; o quizá fuera verde; o quizá... No importa, yo seguía sola. Comencé a andar, vi un árbol diferente, con la copa marrón y el tronco verde. ¿Por qué no? ¿Quién dicta el color de las cosas? ¿Nosotros? Impertinentes seres que se atreven a nombrar y a determinar a los demás. ¿Quién soy yo para mandar sobre la Naturaleza? ¿Quién soy para... para cualquier cosa? Ni siquiera puedo decidir nada sobre mí misma, ¿y me creo capaz de pensar que sí puedo sobre cualquier otra pers

Hablando de mí, conmigo y sin mí

El otro día estuve en una conferencia en la que un buen profesor nuestro del año pasado dio una breve charla acerca de las claves para comprender la obra de Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. Estuvo muy interesante. Sin embargo, la persona que escuchaba atenta dicha charla, o sea yo , se encontraba dividida en dos partes. Por un lado la chica real, ex alumna que interesada escuchaba y reaccionaba a lo que aquel hombre le contaba y, por otro lado, la chica fría, impasible e indiferente que miraba a todas partes y observaba a las sombras que sentadas en otros lugares de la sala escuchaban o lo aparentaban. En un momento determinado, al principio, el profesor nos dijo a sus ex alumnos que leyéramos un par de textos que puso en su presentación. La chica real, con apariencia y presencia física miraba nerviosa a sus compañeros, debido a que no quería leer esos textos delante de tanta gente anónima, ya que desconocía cómo sonaba su voz por ese micrófono y tenía miedo de no gu

¿Quién eres?

Aire, el aire de la noche envuelve tus alas; alas de vida mezcladas con sangre; sangre de un ángel que con su voz te enseñó la música; música que ahora cantas pensando que recuerdas el futuro pasado; aquel pasado que desperdiciaste imaginando; con la imaginación deslumbrando tu mente; mientras en tu mente surgían ilusiones; de ilusiones vivías sin vivir realmente; mientras la realidad te aprisionaba el corazón; corazón que ahora da sus últimos latidos. <<¿Quién eres?>>, te preguntó la vacía, fría y melancólica voz de la muerte al susurrarte al oído el mensaje nostálgico de tus recuerdos perdidos. <<¿Quién eres?>>, repites ensimismada en ti y a ti misma, tú que te ves hablando en tu soledad. Tu corazón se acelera mientras tus vidriosos ojos se hielan. <<¿Quién eres?>>, vuelves a preguntarte. No estás sola, sentada en una roca cubierta de nieve sientes el calor de la Muerte a tu lado. Te ama, y lo sabes. Te quiere para sí, y lo sabes. Te mira sin