¡No puede ser!

La expresión no puede ser ha modificado su uso a lo largo del tiempo y, por tanto, en muchos casos, su significado. Actualmente se utiliza normalmente entre signos de exclamación y con un sentido de incredulidad, de imposibilidad. Podemos verlo, en este ejemplo:

«– ¡Raúl y Marta se han casado!
–¡Qué dices! ¡No puede ser! ¡No me lo creo! ¡Y no nos han dicho nada!».

     Sin embargo, no hace mucho tiempo esta expresión no tenía ese matiz exclamativo y se utilizaba en contextos más formales:

«–Mamá, me gusta Juanito. 
–Quién, ¿el hijo de la portera?
–Sí, mamá. Ya sé que no tiene trabajo ni mucho dinero, pero…
–Lo siento, hija, pero no puede ser».

     En este caso, tenemos una situación en la que algo no puede ser porque hay diferencias económicas, de clase o bien por ideología. Se trata de un uso que prácticamente se ha perdido, puesto que en la actualidad ya no se crean este tipo de diferencias, tan habituales hace tan solo unos pocos años. 

«Ya he acabado de escribir el guion para mañana. Aún tengo que limpiar la casa, comenzar con otro guion para la semana que viene y hacer la comida. Cuando acabe podré escuchar la radio. Hay una emisora que me gusta mucho. Aunque, la verdad es que puedo escucharla un rato ahora, sí. Pero no, no puede ser, que si no no acabo los que tengo que hacer».

     En este ejemplo, por el contrario, la expresión no puede ser niega la posible realización de la acción. Se caracteriza por un matiz de imposibilidad. Podría haberse utilizado también de manera exclamativa, aunque implicaría connotaciones de enfado o rabia. 

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