Luna gris

Siento mi cuerpo ligero al mantenerlo en fuerza y reposo

sobre fina cuerda lo apoyo, el pie 

que sin pretenderlo nada sobre el aire

a ambos lados del fino trazo

que en la nada se balancea solitario.

Veo a lo lejos una luz

blanca y firme ante sí

entre las nubes oblicuas

del firmamento arrítmico.

Sobre todos los pilares del mundo

y sobre la tierra, que no veo

me mantengo certera, me mantengo

sobre una cuerda en la nada del aire.

No hay viento no hay nubes no hay cielo

aunque yo a todos los veo

aquí erguida sobre el firmamento.

A un lado la muerte veo pasar

con sus andares injustos e inquietos

con sus risas alegres y

con un ágil movimiento.

Me saluda sin yo verla del todo

no produzco sonido porque no puedo,

en este universo tan raro

no sé quién soy ni

por qué no puedo seguir hasta el futuro.

Al otro lado miro y me deslumbro

lo que antes me pareció blanco,

ahora es de un gris oscuro

con pecas grises y blancas 

que sonríen a la muerte con gusto.

La luna gris también me mira

en esta postura de equilibrio

sobre la cuerda inexistente, sobre el mundo

en la tierra, en la muerte y en la vida.

Me la he quedado mirando como si fuera tonta

es tan bonita ella sola

que aun oscura ilumina todo

y fuera de todo estamos nosotras

expectantes y en equilibrio sobre el abismo

la muerte, la luna y yo misma.

En calma, en alegría y en ternura,

alejadas de la galaxia de colores

que no vemos, pero que nos acecha. 

Princesas y damas y reinas de nosotras mismas,

nos fusionamos como triángulo de prímulas y rosas

hasta vernos en un equilibrio imperfecto

sobre esta cuerda sonámbula. 



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