Espacio donde se dejan caer suaves y reflexivas gotas de ficción y realidad que surgen de manera improvisada e inesperada. Publicación semanal: los sábados
Violet era de menta. Una flor entre otras de otro tamaño y de variado color. Era una joven inexacta, de tez dorada por el sol y claro zafiro por la luna. Las estrellas la denominaron "Menta", ya que cuando la reflejó una planta, la convirtió en una niña de esmeraldas ilusiones. Su madre, Malva, tierna, pero solitaria mujer. Le había dejado a su hija sus ojos, violáceos, oscuros con el día; claros y místicos por la noche. También le donó la fuerza de su pelo, más resistente incluso que las telas de araña; hasta tal punto, que cuando uno de ellos se caía o sin querer se lo arrancaba, Violet se lo prestaba a sus amigas arácnidas para fortalecer sus viviendas. Sus cabellos eran anaranjados con ramificaciones rubias que los clareaban y con ramajes rojos que acababan prendiendo su sombra. Llevaba casi siempre una diadema de flores azules y blancas orquídeas que trazaban numerosas y salvajes sombras indomables en cada uno de los pasajes del cielo. Le gustaba mirarse. Mira
No quiero hablar solo de un espacio donde se venden libros, sino de un lugar con una atmósfera discreta y un olor a libro. ¿A quién no le gusta comprarse un libro y pasar rápido las hojas para oler esa melodía de flores? Afortunadamente, aún podemos disfrutar de las librerías como siempre las hemos conocido. Pero estamos ante un problema, una bajada en la montaña rusa muy profunda, muy vertical y casi sin fondo. ¿Tanto nos cuesta ir a la librería de abajo de casa a comprar los libros de texto o los libros de lectura? Tanto que… recurrimos a grandes superficies como Amazon. Tanto que… tentamos a la balanza. Tanto que… podemos perder. Librería Luz y Vida , Burgos He descubierto que el problema es mucho más grande de lo que parece no solo por lo que vemos los humildes clientes en nuestras ciudades, gracias a la lectura y relectura de las dos partes que ya hay publicadas del reportaje de José Ovejero en Zenda, que permiten observar algo más, un problema de logísti
Este blog suele ser de creación literaria, casi como base vital, salvo, eso sí, ese artículo: La mujer en el papel del personaje literario peculiar , muy recomendable. De nuevo, al igual que aquél, este texto va a ser distinto. ¿De creación? Sí, claro. Cualquier cosa en que uno crea la puede crear. Por ello, esta vez, vamos a inmiscuirnos en algo tan trillado como la verdad y, en algo mucho más profundo como la intraverdad . La verdad, ¿qué es la verdad? Tenemos a nuestra disposición un inabarcable viaje filosófico sobre esta cuestión. Miles de personas han intentado encontrar un significado a este concepto tan abstracto. Muchos han encontrado definiciones tan teóricamente académicas como literarias. Pero, ¿qué es la verdad? Nunca ningún autor ha estado de acuerdo plenamente con la definición de su compañero de mesa. ¿Dependerá ello de la ideología, creencias o experiencias? Si realmente esto fuera un factor definitorio del concepto, no llegaríamos nunca a un significado u
Observando por la ventana, veo una cortina. Una cortina exterior que inunda las miradas ajenas y los refugios de la tierra. Las piedras del pasado, negras por absorber la oscuridad del mundo y del ser humano, brillan. Brillan con una luz blanca. Se limpian, se dejan bañar por el cielo negro que las deja limpias, blancas como si acabaran de nacer. Siempre hay momentos para todo, dicen, o eso dicen los que dicen que dicen de decir. Maldicen de malas maneras malos dichos. ¡Maldición! ¡Cuánto se dice y qué poco se transmite! A veces se comunica más a través de la miope gota de agua de una interminable lluvia. ¿Por qué cuando llueve reflexionamos? ¿Qué tiene la tristeza del cielo y el gris de su sombra que nos hace ensombrecer y pensar? Darnos cuenta de nuestra presencia, a veces ausencia de la misma y otras veces... presente ausencia de uno mismo. La promesa de vivir no siempre es dulce ni optimista porque cuando uno esta alegre, el cielo llora, demuestra su angustia ante la Natura
Qué paradójico. Pasear por el viento... Por una corriente de aire que te empuja, que no te deja moverte a tu aire (nunca mejor dicho). El viento te maltrata, te aleja del camino directo, te zarandea en diversas direcciones, de un lado a otro, de un punto al contrario... Te tira, te recoge, te pega , te cura, te grita, te habla, te domina... Hasta que ya no sientes ni tu propia mirada. No se debe luchar contra el viento pudiendo dejarse llevar por él... por su marea de recuerdos, de imágenes, almas, olvidos, personas, amores y odios, luces y sombras, lunas, soles, estrellas... Cuando te dejas llevar por el viento, sus alas te protegen del frío, de la lluvia, del dolor. Te lleva el viento hasta el infinito. Luchar contra él es luchar contra uno mismo. Es enfrentarse a la misma imagen que se nos dibuja en el espejo y que nos observa, intacta, seria, pero con una melancólica sonrisa. Tampoco es bueno coger el camino de la brisa. Es demasiado lenta, demasiado tranquila, no nos deja trast
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